Page 7 - Memorias de Ego Group 2014 - La Revista
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s aún lograría, aunque fuera una sola, si la misma cayera en el preciso centro del círculo
perfecto en pozo iluminado. Su hundimiento armonioso revelaría en sus ondas singulares,
sucesivas, concéntricas, la total armonía de forma y contenido; la acertada presencia adecuada a
un lugar.

Siempre sirvo al intento de sumarme a ese trance de la piedra escogida. Cuando llega a mi mano
la lanzo, y yo con ella; pero trato de hacerlo sólo dentro de sitios que con esfuerzo intuyo. No sé
si en lo que escribo, por suerte, habré logrado perfecto sitio idóneo para igual contenido.

¿Asomaría aquí esa coherencia?

“Invitación al vino” 1

¡Dejémosle ya
a esa copa!
No quiero verte ahogado
entre botellas,
y menos ¡ahí…!
¡Oh vino, flota!
Yo seré tu ebrio.

Problemático me resulta tratar de alterar una configuración (no digo, en este caso, que el sujeto
sea un objeto de arte). Sucede que, sobre los años 50 del siglo pasado, siendo muy joven, escribí
un poema a Federico García Lorca, el cual conllevaba una peligrosa localización (el lugar exacto
de su sepultura).

Si bien la poesía no es historia, más de una vez he tratado de cambiar esas líneas, para precisar
el contenido, sin dañar la integridad del poema. No me ha sido posible. Para mí, ha valido más
la metáfora usada para indicar el sitio, que la “objetividad” de la historia, que acaso, de algún
modo, sigue siendo metáfora. Invito a leer el poema.

A Federico García Lorca 2

A Federico García Lorca,
al poeta del Cante Jondo y el Romancero Gitano.
Padre fecundo de Yerma.
El que en coche de agua negra llegó a Santiago de Cuba.
Cantor latino de Harlem.
A Federico García.
Al poeta de las cinco de la tarde.

A Federico García Lorca,
español republicano
que cavó su propia fosa con los versos de sus manos.
¡Ay, que yo quiero verla!

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1 Alvaro, Gastón. El acróbata desnudo. Andover MA: Versal Editorial Group, 2000, p.61
2 Alvaro, Gastón. Es peligroso asomarse. Madrid: Playol, 1981, pags. 65-66

 
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