Page 10 - Memorias de Ego Group 2014 - La Revista
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QUIETA INFINITUD
Por Orlando Coré Fernández.
Esfuerzo de alcanzar una vaga armonía
que atrajera la sombra sin miedo a sus augurios
ganándole a la luz y a sus doradas mieses
la quieta infinitud que no vence el olvido.
Es la estrofa final del poema que da título al libro más reciente del poeta Gastón Álvaro Santana
(Cuba, 1936). Un fresco, de aliento de oda, donde quedan plasmados el esplendor y la ruina, de
la Historia y la existencia, que, por obra y gracia, un destello de júbilo alcanza a glorificar:
(…)
Esfuerzo que dejó la catapulta presta
y el fuego griego en vilo
cuando se vio la tarde cruzada de una estrella
indicando el augurio que volcaría el futuro.
(…)
El nuevo libro de Poesía de Gastón Álvaro Santana abre con SONETOS, en los que se juntan
los infieles de medida irregular con los de versos endecasílabos y hasta algunos de versos de
ocho sílabas. En los largos versos del soneto La Rueca, el poeta dibuja el escurridizo espectro de
alguna furia:
Viene de humedad secreta, llovizna de lluvia vieja.
Sin espejo para verla, no miro por donde rueda,
pero la siento llegar despacio sin que la vea
anegando mi reposo de agua mala y agua buena.
En el curso silencioso sigue cauce sin sorpresa;
los meandros que hace el tiempo oscuro de las ojeras
cuando se gastan los ojos de ver en las fuentes, cerca,
huracanes impetuosos y torbellinos de seda.
Viene de humedad secreta, lenta, muda, tibia, ciega,
para reflejar, quién sabe, mirada de vista ajena
que la ve con indiferencia sin saber de donde llega.
Mas, se va con su humedad sin que le rindan espera.
Solo la siento pasar, pero no ha dejado huella.
Vaga presencia mojada que es nada cuando se seca.
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Por Orlando Coré Fernández.
Esfuerzo de alcanzar una vaga armonía
que atrajera la sombra sin miedo a sus augurios
ganándole a la luz y a sus doradas mieses
la quieta infinitud que no vence el olvido.
Es la estrofa final del poema que da título al libro más reciente del poeta Gastón Álvaro Santana
(Cuba, 1936). Un fresco, de aliento de oda, donde quedan plasmados el esplendor y la ruina, de
la Historia y la existencia, que, por obra y gracia, un destello de júbilo alcanza a glorificar:
(…)
Esfuerzo que dejó la catapulta presta
y el fuego griego en vilo
cuando se vio la tarde cruzada de una estrella
indicando el augurio que volcaría el futuro.
(…)
El nuevo libro de Poesía de Gastón Álvaro Santana abre con SONETOS, en los que se juntan
los infieles de medida irregular con los de versos endecasílabos y hasta algunos de versos de
ocho sílabas. En los largos versos del soneto La Rueca, el poeta dibuja el escurridizo espectro de
alguna furia:
Viene de humedad secreta, llovizna de lluvia vieja.
Sin espejo para verla, no miro por donde rueda,
pero la siento llegar despacio sin que la vea
anegando mi reposo de agua mala y agua buena.
En el curso silencioso sigue cauce sin sorpresa;
los meandros que hace el tiempo oscuro de las ojeras
cuando se gastan los ojos de ver en las fuentes, cerca,
huracanes impetuosos y torbellinos de seda.
Viene de humedad secreta, lenta, muda, tibia, ciega,
para reflejar, quién sabe, mirada de vista ajena
que la ve con indiferencia sin saber de donde llega.
Mas, se va con su humedad sin que le rindan espera.
Solo la siento pasar, pero no ha dejado huella.
Vaga presencia mojada que es nada cuando se seca.
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